No sé si a ustedes les pase, pero las noticias hoy en día fluyen
con tal rapidez que apenas y nos dan tiempo de reflexionar sobre algún evento,
pues tenemos varios temas encima sobre los que pensar.
Incluso me he llegado a cuestionar el buen uso de las redes
sociales en cuanto a la cantidad y calidad de información que llega a nuestras manos
diariamente.
Los que estamos acostumbrados a usar Twitter como medio de
información, nos topamos con una gran cantidad de opiniones, debates y hasta
peleas entre usuarios, por lo que tengo la sensación de que no alcanzamos a
digerir todo de manera correcta.
Los medios tradicionales están entrando en una grave crisis
antes las cascadas de información en tiempo real que fluyen a través de las
redes. El periodismo mismo está en
entredicho al utilizar a usuarios de estas redes como fuentes fidedignas,
dejando por un lado la confirmación de la información que se publica, por
ejemplo.
¿Tiempos raros?
Y me parece que ya no hay vuelta atrás, el escenario cambió
y no hay quien lo detenga. Tendremos que acostumbrarnos, todos, a esta nueva
dinámica que marcan las redes y a la agenda informativa que éstas producen.
Ya es imposible no tomarlas en cuenta –para bien o para
mal– existen y se han convertido en un punto clave en la vida política de
México, tal como ha sucedido en otros países.
El reto que tenemos frente a nosotros es grande, porque
ahora la información emana de la misma sociedad, ya no tenemos que esperar a
que las televisoras o los grandes monopolios de periódicos informen, mientan, o
distorsionen los hechos que ocurren a lo
largo y ancho de la República.
Nuestra responsabilidad como usuarios es clasificar y
filtrar todo lo que leemos para que se convierta en una herramienta válida y
confiable y nos sirva para construir nuestro destino como sociedad responsable
e informada.
Tendremos que aprender a dejar por un lado los egos, los
protagonismos, las pasiones partidistas que tanto dañan, para aprender a vivir
en una sana convivencia, en donde las diferencias nutran, en lugar de dividir.
Dejar el insulto y sustituirlo por debates fundamentados en
donde todos los lectores salgamos ganando. La libertad de expresión se
construye, no se impone y eso es parte de nuestro trabajo como ciudadanos.
¿Ustedes qué piensan?
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