Desde hace
días esperaba que fuera 10 de junio para poder ver el segundo debate del IFE,
supongo que igual que millones de mexicanos.
Han pasado
tantas cosas desde el primer debate el 6 de mayo, que era impensable
perdérmelo; era necesario ser testigo de lo que —según yo— ocurriría este
pasado domingo. Pensé que se pondrían sobre la mesa sucesos tan importantes
para la vida del país. Fallé en mis cálculos.
Entre otros, los
candidatos no le dieron relevancia a temas como:
-El movimiento
estudiantil #Yosoy132, que ha logrado traspasar las barreras de la edad y las
clases socioeconómicas y que ha convocado a miles en las calles del DF y de
algunas ciudades del país.
-El logro del
movimiento #Yosoy132 de “convocar” a las televisoras a pasar en sus canales
estelares la transmisión del debate y tener más cobertura.
-El pase de
charola de algunos colaboradores de Andrés Manuel, hecho que no está totalmente
claro aún.
-Las
declaraciones de “The Guardian” y los nexos de Televisa con Peña.
-La campaña
sucia desatada por Josefina en contra de López Obrador en
los spots.
-El incidente
ocurrido en el Estadio Azteca entre estudiantes y fanáticos priístas durante el
partido de futbol.
-Las
declaraciones del ex presidente Vicente Fox llamando a votar por Peña Nieto.
-La adhesión
de militantes panistas y perredista a la campaña de Peña.
-El caso los ex
gobernadores tamaulipecos Yarrington y Hernández Flores.
Si a esto le
agregamos que ignoraron la guerra contra la delincuencia organizada, así como
los muertos (60 mil, por mencionar la cifra más común), que en un país
civilizado YA le hubiera costado el puesto al Presidente, me parece por demás
ofensivo.
No tomaron en
cuenta la sensibilidad que se
despertó en el país. No respetaron a la audiencia que quería ver y escuchar “los cómos” de sus propuestas, que, incluso,
muchas de ellas son coincidentes.
No se
confrontaron, no batallaron, estuvieron muy cómodos cada uno en su papel, cuidándose,
no se arriesgaron absolutamente nada, ni
siquiera por el alto porcentaje de ciudadanos que aún no tienen decidido su
voto.
A pesar del
controvertido formato del debate, perdieron una gran oportunidad. Yo perdí mi
tiempo.
Me alegro de
que no haya un tercero, de nada sirve ver a cuatro candidatos repitiendo sus
discursos, aburridos, rígidos, con poses, cuidando su lugar, sin aportar nada
significativo a la contienda electoral.
De nada sirve
tampoco declarar ganador o perdedor a alguien cuando esto no incide en la
tendencia del voto.
Nos dejaron en
las mismas.
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