Mi hijo José Daniel, me ha dado los
momentos más felices y más duros de mi vida, con él he andado el sendero más
inesperado y gratificante que jamás haya soñado.
Tiene severos problemas neurológicos.
Algunas personas dicen que esta dentro del espectro autista.
Le debo tanto.
Le debo la certeza de que nada esta
escrito. Que la vida no es predecible y que por mas duro que se vea nuestro
camino, siempre seguirá sorprendiéndonos y regalando oportunidades increíbles.
Le debo la conciencia de mi propia
sabiduría de madre, intuición y corazón. Que los especialistas en niños
especiales, podrán aconsejar, pero nunca serán infalibles, ni jamás, sabrán
leer el futuro.
Le debo la alegría inmensa de ver la
solidaridad en mi familia, la unión por uno de sus miembros. Que el ser más
vulnerable es capaz de mover corazones y voluntades.
Un niño especial requiere de
trabajo en equipo y de mi humildad para saber pedir ayuda.
Le debo con el alma, ser el vínculo que
me ha ligado con personas extraordinarias, verdaderos ángeles, con los que no
tengo con qué pagarles tanta generosidad.
Personas que entregan su corazón y
trabajo por los niños, personas que aún sin saberlo me han dado ejemplo y
fortaleza cuando más lo he necesitado.
Le debo el agradecimiento por estar
vivos en una época donde las tradiciones y técnicas ancestrales, tecnología y
ciencia, junto a los corazones de buenas personas están haciendo posible, lo
imposible.
Le debo la emoción y el orgullo de ser
testigo de milagros que ocurren en él cada día.
El milagro de su mirada y de
su sonrisa que me llenan el corazón.
Le debo mi total admiración por su
valentía y paciencia, por vivir con una discapacidad y todos los días retarla a
que no va a poder apagar nunca su fuerza interior.
Le debo que he sido capaz de experimentar tanto Amor,
Coraje y Gratitud, como nunca pensé tener dentro de mí.
Sí, tengo un hijo con severos problemas
neurológicos, es muy doloroso, es cansado, pero nuestro color es el blanco de
la esperanza.
Esperanza. Siempre. Esperanza.
José Daniel y su tía Inés.
Los niños dentro del espectro autista tienen
dificultades para comunicarse, pero cuando lo hacen, es
de alma a alma.
Berenice Hernández
@Bere_mail
Un silencio que dice más de mil sentimientos y palabras.
ResponderEliminarTodavía hay mucho camino para aprender y sobretodo para conocer el lenguaje de cada uno de estos angelitos: Marcelo, Gerardo y José Daniel.
Despertar nuestra conciencia y tener conciencia no son lo mismo, pero va junto con pegado.
Una historia más para abrir los corazones y no voltear e ignorar lo que no es igual a nosotros.
Un abrazo de luz color blanco para que ilumine este proyecto y traspase los límites de este sitio.
Hermoso! Ese amor te dará todas las fuerzas que necesites. Eternamente. Un abrazo.
ResponderEliminarwowwwwwww, mejor que B del carmen! : D José es un campeón!. y sus papás también!. mis respetos!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPALABRAS MUY HERMOSAS DEL CORAZON DE UNA MADRE QUE AMA A SU HIJO... FELICIDADES POR SER UNA MAMÁ EJEMPLAR Y POR BRINDARLE UN ESPACIO DE AMOR A SU ANGELITO.
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